domingo, 13 de mayo de 2012


COMO ORAR COMO ORAR


1Ki 8:54  Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica,  se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo;

Psa 95:6  Venid,  adoremos y postrémonos;
 Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.

Act 9:40  Entonces,  sacando a todos,  Pedro se puso de rodillas y oró;  y volviéndose al cuerpo,  dijo:  Tabita,  levántate.  Y ella abrió los ojos,  y al ver a Pedro,  se incorporó.

Act 20:33  Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.
Act 20:34  Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo,  estas manos me han servido.
Act 20:35  En todo os he enseñado que,  trabajando así,  se debe ayudar a los necesitados,  y recordar las palabras del Señor Jesús,  que dijo:  Más bienaventurado es dar que recibir.
Act 20:36  Cuando hubo dicho estas cosas,  se puso de rodillas,  y oró con todos ellos.
Act 21:5  Cumplidos aquellos días,  salimos,  acompañándonos todos,  con sus mujeres e hijos,  hasta fuera de la ciudad;  y puestos de rodillas en la playa,  oramos.

Rom 14:11  Porque escrito está:
 Vivo yo,  dice el Señor,  que ante mí se doblará toda rodilla,
 Y toda lengua confesará a Dios.

Luk 22:39  Y saliendo,  se fue,  como solía,  al monte de los Olivos;  y sus discípulos también le siguieron.
Luk 22:40  Cuando llegó a aquel lugar,  les dijo:  Orad que no entréis en tentación.
Luk 22:41  Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra;  y puesto de rodillas oró,

Joh 13:15  Porque ejemplo os he dado,  para que como yo os he hecho,  vosotros también hagáis.

Mat 6:5  Y cuando ores,  no seas como los hipócritas;  porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles,  para ser vistos de los hombres;  de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mat 6:6  Mas tú,  cuando ores,  entra en tu aposento,  y cerrada la puerta,  ora a tu Padre que está en secreto;  y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

HECHSO 7 57-6  Rom 8:15  Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,  sino que habéis recibido el espíritu de adopción,  por el cual clamamos:  ¡Abba,  Padre!Neh 9:5  Y dijeron los levitas Jesúa,  Cadmiel,  Bani,  Hasabnías,  Serebías,  Hodías,  Sebanías y Petaías:  Levantaos,  bendecid a Jehová vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad;  y bendígase el nombre tuyo,  glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza.1Ch 17:16  Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová,  y dijo:  Jehová Dios,  ¿quién soy yo,  y cuál es mi casa,  para que me hayas traído hasta este lugar?

Exo 34:8  Entonces Moisés,  apresurándose,  bajó la cabeza hacia el suelo y adoró.

Exo 34:9  Y dijo:  Si ahora,  Señor,  he hallado gracia en tus ojos,  vaya ahora el Señor en medio de nosotros;  1Ti 2:8  Quiero,  pues,  que los hombres oren en todo lugar,  levantando manos santas,  sin ira ni contienda.

martes, 6 de septiembre de 2011

MInisterio Profetico

ministerio profético como lo dicen Las Escrituras: “ Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán…Y de cierto, sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu y profetizarán” (Hechos 2: 17-18). ¡Alabamos al Señor por dicho avivamiento!. Pero aún así, cuando algo bueno es restaurado en la Iglesia, inevitablemente vienen los excesos y abusos en el uso de estos dones dados por el Espíritu Santo, me remito a las cartas de los Corintios y a los montanistas; grupo sectario que apareció en la iglesia en la mitad del segundo siglo (156-160 D. C.) y que sostenía la idea que era posible agregar algo a la revelación escrita dada por Dios y buscaban las formas más sensacionales de profecías, éxtasis, sueños y predicciones del futuro; enseñaban que la revelación que daban era una nueva revelación de algunas cosas que la Iglesia antes no podía recibir.
Los excesos y abusos en el uso de los dones a veces lastima y aleja a le gente de la Iglesia; algunos lo son tan seriamente que se convierten en amargado o caen en la incredulidad. Por ejemplo cuando alguien cree en lo que le han profetizado es una palabra que viene del mismo Señor y no se cumple, pueden ser presa fácil de la desilusión; otros emocionados por las palabras que han recibido, comienzan a seguir a aquellos con dones proféticos, en ocasiones más que a Cristo mismo.
En mis 28 años de vida cristiana en el ámbito pentecostal he sido bendecido y animado por las profecías que he recibido de parte de algunos siervos y siervas de Dios. Pero cada día veo con preocupación los abusos que están ocurriendo dentro de la Iglesia de Cristo. Muchos ministerios venden profecías a cambio de donaciones de cierta cantidad de dinero. Cuanto más grande es la donación más grande y profunda es la profecía. Hago un llamado a los que creemos en el Bautismo del Espíritu santo y en sus dones espirituales en el día de hoy a levantar la voz para darle a la Iglesia un verdadero entendimiento del ministerio profético y librar a los creyentes de aquellos dan “palabras proféticas” a la ligera con un “así dice el Señor”, cuando en realidad se tratan de opiniones personales y no oráculos de Dios.; debemos estar igualmente atentos que los ministerios proféticos estén sometidos a la Palabra de Dios escrita. Quizás este artículo incomode o traiga condena, pero es mi sincero deseo poder enfocar y avivar desde el punto de vista bíblico a los que están en el ministerio profético sin caer en el abuso de este precioso y delicado ministerio (Deuteronomio 13).
Un profeta es un portavoz de Dios, es escogido por Dios y no por sí mismo (Efesios 4: 11, 1 Corintios 12: 28,) para presentar el mensaje de Dios para un individuo, grupo, nación o generación. Puede traer dirección, corrección, advertencia, ánimo, instrucción, edificación, exhortación y consolación ( 1 Corintios 14:3). Siempre conducirá al receptor del mensaje hacia el corazón y camino de Dios. Un profeta es bueno y verdadero mientras es fiel a Dios quien representa. Su mensaje no contradice las Escrituras No se representa así mismo o a sus opiniones, sino a Dios, el profeta no determina o inventa lo que habla, es solo un portavoz de Dios (Deuteronomio 18:18-19, 2 Reyes 17:13, ). Necesitamos la profecía en la Iglesia y somos advertidos a no menospreciarla: “No apaguéis al Espíritu; no menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5: 19-21); pero también somos llamados a examinar y juzgar todo, para reconocer o discernir lo verdadero de lo falso: “Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y lo demás juzguen” (1 Corintios 14:29). Jesús nos advirtió : “Mirad que nadie os engañe” (Mateo 24:4), nos amonesta que tengamos cuidado con el engaño. Para caminar rectamente debemos obedecer y aplicar todo el consejo de la Palabra de Dios.
Los falsos profetas están presentes e infiltrados dentro de la Iglesia, a veces son difíciles de reconocerlos y sin estorbo pueden engañar con señales y prodigios a los elegidos (Mateo 24:24, Deuteronomio 13 y 18:20-22, Jeremías 23: 9-40, Apocalipsis 2:20-22 ). Están entre nosotros, usando la misma Biblia, acompañados de dones sobrenaturales, pero se extravían guiando a la gente hacia ellos mismos en lugar de hacerlo hacia el corazón y reino de Dios. Los falsos profetas se asemejan a los creyentes. Pueden hablar, enseñar, cantar, predicar o actuar como uno de ellos, pero sus deseo o motivaciones son completamente diferentes. El gozo del verdadero creyente está en cumplir los deseos de su Maestro y Salvador Jesucristo. Los falsos profetas solo piensan en ellos mismos. Es por esto que Jesús dijo que solo serían identificados por sus frutos. El verdadero fruto permanece constante en medio de las circunstancias adversas, y trae salud y vida a los demás ( Mateo 7:15-20, 2 Timoteo 3:1-9, 2 pedro 2:1-22, Judas 4-19). Los falsos profetas son aquellos que todavía no han sometido sus vidas al señorío de Jesucristo. Solo obedecen cuando les conviene o no entra en conflicto con su agenda personal. Han buscado a Dios por razones equivocadas. Lo sirven por lo que pueden obtener de Él en lugar de hacerlo por lo que Él es. En los días finales son ellos los que llamarán a Jesús Señor y profetizaran en su nombre, solo para escucharle decir: “Nunca os conocí, apartaos de mí, hacedores de maldad (Mateo 7:15-23). Estos son creyentes que sirvieron y produjeron fruto en el pasado, pero en algún lugar de su camino se extraviaron para servirse a ellos mismos. En mis años de cristiano he visto como falsas profecías han destruidos matrimonios, familias y controlado y dividido iglesias, en algunos casos el engaño se hizo evidente después que el daño fue hecho. Actualmente el ministerio profético ha puesto un énfasis en dar profecías personales y predicciones sobre el futuro, muchos creyentes tratan a los que tienes dones proféticos como adivinos personales. Decirle a la gente lo que quieren oír, a expensa de lo que necesita oír, debilita a la Iglesia. La misión del profeta es hacer volver el corazón del pueblo de Dios a su Señor, con frecuencia su mensaje no será con palabras agradables, su predicación golpeará las áreas endurecidas de nuestros corazones como un martillo rompiendo la roca. Hablará, reprenderá, corregirá y exhortará con toda autoridad y un corazón lleno de amor por Dios y su pueblo. Estos profetas no buscarán alabanzas o recompensas de los hombres , Solo desearán manejar fielmente la verdad de Dios que hace libre al hombre. No serán comprados. El poder, la popularidad o el dinero no influenciarán sus palabras. Cuando leemos en el Nuevo Testamento sobre la profecía personal, con frecuencia era para traer corrección a la gente que había cambiado de curso o para traer palabra que fortalecían para las batallas y pruebas que tenían por delante (1 Timoteo 1:18), Otras veces, era para impartir dones o apartar creyentes para el ministerio. Estas palabras vinieron de líderes aprobados de la Iglesia (Hechos 13:1-4), no por profetas errantes y auto nombrados que conocen poco o nada acerca de los creyentes. En la actualidad , la mayoría de las profecías personales parecen edificar el yo y poner énfasis en el dinero, las relaciones, el matrimonio, los negocios, los hijos o el ministerio. Las palabras actuales casi siempre parecen decir cuan estimulante será el llamado, o cuán grandemente los usará Dios, o cuán importantes son o serán. Tenemos palabras dadas a individuos relacionándolos a posiciones de liderazgo, de parte de “profetas” que no conocen nada acerca de la vida individual del creyente. Muchos creyentes van a conferencias proféticas o a un profeta deseando recibir un palabra de parte de Dios; pero lo que realmente quiere tener es una vista de su futuro y no de su presente Romanos 16: 17-18). Creo que si usted examina la forma y función del profeta y los dones proféticos en base a las Escrituras, y las compara con lo que tenemos actualmente, eso lo ayudará a restaurar la pauta correcta para discernir y juzgar la profecía. Debemos hacer brillar la luz de la Palabra de Dios mientras examinamos la profecía en su contexto. “ Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén (1 Pedro4:10-11).
El Autor es Médico, Pastor de la Comunidad Cristiana Vida Abundante, Presidente y Profesor en el Seminario Teológico Alfa y Omega en Puerto Ordaz, Estado Bolívar. V

MInisterio Profetico

ministerio profético como lo dicen Las Escrituras: “ Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán…Y de cierto, sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu y profetizarán” (Hechos 2: 17-18). ¡Alabamos al Señor por dicho avivamiento!. Pero aún así, cuando algo bueno es restaurado en la Iglesia, inevitablemente vienen los excesos y abusos en el uso de estos dones dados por el Espíritu Santo, me remito a las cartas de los Corintios y a los montanistas; grupo sectario que apareció en la iglesia en la mitad del segundo siglo (156-160 D. C.) y que sostenía la idea que era posible agregar algo a la revelación escrita dada por Dios y buscaban las formas más sensacionales de profecías, éxtasis, sueños y predicciones del futuro; enseñaban que la revelación que daban era una nueva revelación de algunas cosas que la Iglesia antes no podía recibir.
Los excesos y abusos en el uso de los dones a veces lastima y aleja a le gente de la Iglesia; algunos lo son tan seriamente que se convierten en amargado o caen en la incredulidad. Por ejemplo cuando alguien cree en lo que le han profetizado es una palabra que viene del mismo Señor y no se cumple, pueden ser presa fácil de la desilusión; otros emocionados por las palabras que han recibido, comienzan a seguir a aquellos con dones proféticos, en ocasiones más que a Cristo mismo.
En mis 28 años de vida cristiana en el ámbito pentecostal he sido bendecido y animado por las profecías que he recibido de parte de algunos siervos y siervas de Dios. Pero cada día veo con preocupación los abusos que están ocurriendo dentro de la Iglesia de Cristo. Muchos ministerios venden profecías a cambio de donaciones de cierta cantidad de dinero. Cuanto más grande es la donación más grande y profunda es la profecía. Hago un llamado a los que creemos en el Bautismo del Espíritu santo y en sus dones espirituales en el día de hoy a levantar la voz para darle a la Iglesia un verdadero entendimiento del ministerio profético y librar a los creyentes de aquellos dan “palabras proféticas” a la ligera con un “así dice el Señor”, cuando en realidad se tratan de opiniones personales y no oráculos de Dios.; debemos estar igualmente atentos que los ministerios proféticos estén sometidos a la Palabra de Dios escrita. Quizás este artículo incomode o traiga condena, pero es mi sincero deseo poder enfocar y avivar desde el punto de vista bíblico a los que están en el ministerio profético sin caer en el abuso de este precioso y delicado ministerio (Deuteronomio 13).
Un profeta es un portavoz de Dios, es escogido por Dios y no por sí mismo (Efesios 4: 11, 1 Corintios 12: 28,) para presentar el mensaje de Dios para un individuo, grupo, nación o generación. Puede traer dirección, corrección, advertencia, ánimo, instrucción, edificación, exhortación y consolación ( 1 Corintios 14:3). Siempre conducirá al receptor del mensaje hacia el corazón y camino de Dios. Un profeta es bueno y verdadero mientras es fiel a Dios quien representa. Su mensaje no contradice las Escrituras No se representa así mismo o a sus opiniones, sino a Dios, el profeta no determina o inventa lo que habla, es solo un portavoz de Dios (Deuteronomio 18:18-19, 2 Reyes 17:13, ). Necesitamos la profecía en la Iglesia y somos advertidos a no menospreciarla: “No apaguéis al Espíritu; no menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5: 19-21); pero también somos llamados a examinar y juzgar todo, para reconocer o discernir lo verdadero de lo falso: “Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y lo demás juzguen” (1 Corintios 14:29). Jesús nos advirtió : “Mirad que nadie os engañe” (Mateo 24:4), nos amonesta que tengamos cuidado con el engaño. Para caminar rectamente debemos obedecer y aplicar todo el consejo de la Palabra de Dios.
Los falsos profetas están presentes e infiltrados dentro de la Iglesia, a veces son difíciles de reconocerlos y sin estorbo pueden engañar con señales y prodigios a los elegidos (Mateo 24:24, Deuteronomio 13 y 18:20-22, Jeremías 23: 9-40, Apocalipsis 2:20-22 ). Están entre nosotros, usando la misma Biblia, acompañados de dones sobrenaturales, pero se extravían guiando a la gente hacia ellos mismos en lugar de hacerlo hacia el corazón y reino de Dios. Los falsos profetas se asemejan a los creyentes. Pueden hablar, enseñar, cantar, predicar o actuar como uno de ellos, pero sus deseo o motivaciones son completamente diferentes. El gozo del verdadero creyente está en cumplir los deseos de su Maestro y Salvador Jesucristo. Los falsos profetas solo piensan en ellos mismos. Es por esto que Jesús dijo que solo serían identificados por sus frutos. El verdadero fruto permanece constante en medio de las circunstancias adversas, y trae salud y vida a los demás ( Mateo 7:15-20, 2 Timoteo 3:1-9, 2 pedro 2:1-22, Judas 4-19). Los falsos profetas son aquellos que todavía no han sometido sus vidas al señorío de Jesucristo. Solo obedecen cuando les conviene o no entra en conflicto con su agenda personal. Han buscado a Dios por razones equivocadas. Lo sirven por lo que pueden obtener de Él en lugar de hacerlo por lo que Él es. En los días finales son ellos los que llamarán a Jesús Señor y profetizaran en su nombre, solo para escucharle decir: “Nunca os conocí, apartaos de mí, hacedores de maldad (Mateo 7:15-23). Estos son creyentes que sirvieron y produjeron fruto en el pasado, pero en algún lugar de su camino se extraviaron para servirse a ellos mismos. En mis años de cristiano he visto como falsas profecías han destruidos matrimonios, familias y controlado y dividido iglesias, en algunos casos el engaño se hizo evidente después que el daño fue hecho. Actualmente el ministerio profético ha puesto un énfasis en dar profecías personales y predicciones sobre el futuro, muchos creyentes tratan a los que tienes dones proféticos como adivinos personales. Decirle a la gente lo que quieren oír, a expensa de lo que necesita oír, debilita a la Iglesia. La misión del profeta es hacer volver el corazón del pueblo de Dios a su Señor, con frecuencia su mensaje no será con palabras agradables, su predicación golpeará las áreas endurecidas de nuestros corazones como un martillo rompiendo la roca. Hablará, reprenderá, corregirá y exhortará con toda autoridad y un corazón lleno de amor por Dios y su pueblo. Estos profetas no buscarán alabanzas o recompensas de los hombres , Solo desearán manejar fielmente la verdad de Dios que hace libre al hombre. No serán comprados. El poder, la popularidad o el dinero no influenciarán sus palabras. Cuando leemos en el Nuevo Testamento sobre la profecía personal, con frecuencia era para traer corrección a la gente que había cambiado de curso o para traer palabra que fortalecían para las batallas y pruebas que tenían por delante (1 Timoteo 1:18), Otras veces, era para impartir dones o apartar creyentes para el ministerio. Estas palabras vinieron de líderes aprobados de la Iglesia (Hechos 13:1-4), no por profetas errantes y auto nombrados que conocen poco o nada acerca de los creyentes. En la actualidad , la mayoría de las profecías personales parecen edificar el yo y poner énfasis en el dinero, las relaciones, el matrimonio, los negocios, los hijos o el ministerio. Las palabras actuales casi siempre parecen decir cuan estimulante será el llamado, o cuán grandemente los usará Dios, o cuán importantes son o serán. Tenemos palabras dadas a individuos relacionándolos a posiciones de liderazgo, de parte de “profetas” que no conocen nada acerca de la vida individual del creyente. Muchos creyentes van a conferencias proféticas o a un profeta deseando recibir un palabra de parte de Dios; pero lo que realmente quiere tener es una vista de su futuro y no de su presente Romanos 16: 17-18). Creo que si usted examina la forma y función del profeta y los dones proféticos en base a las Escrituras, y las compara con lo que tenemos actualmente, eso lo ayudará a restaurar la pauta correcta para discernir y juzgar la profecía. Debemos hacer brillar la luz de la Palabra de Dios mientras examinamos la profecía en su contexto. “ Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén (1 Pedro4:10-11).
El Autor es Médico, Pastor de la Comunidad Cristiana Vida Abundante, Presidente y Profesor en el Seminario Teológico Alfa y Omega en Puerto Ordaz, Estado Bolívar. V